Es la ciudad capital de esta fruta y por una mala racha climática estuvo a punto de perder la producción. La unión y la acción de los mercedinos revivieron la esperanza.
Seguro que no recordás cómo estuvo el tiempo entre 1996 y 2002, si llovió mucho, si hizo frío o calor. Por un lado, debés de pensar qué importancia tiene eso y, por otro, que es imposible acordarse después de tanto tiempo. Sin embargo, todos los que viven en Mercedes, provincia de Buenos Aires, tienen presente ese período de años porque para ellos fue de terror: sufrieron lluvias tremendas, vientos muy fuertes, piedras y heladas que arrasaron con los durazneros, un árbol frutal que representa mucho para la zona. Según los registros históricos, el primer monte comercial plantado de duraznos fue en Altamira, localidad de Mercedes, allá por el siglo XIX. Pero esa seguidilla de mal tiempo los dejó sin cosechas y con el 80 por ciento menos de montes frutales. Estaban arruinados económicamente y además se les ponía en juego la identidad. Mirá lo que nos dice Susana Castagneto, una productora que desde niña había estado al lado de su papá, también productor de duraznos, y había crecido viendo el amor que él tenía por sus árboles: “Nosotros en Mercedes somos duraznos y salames, porque los inmigrantes italianos que llegaron a estas tierras tenían quintas mixtas y esto está en el ADN de nuestras familias”.
Susana Castagneto es una de las impulsoras del grupo Resurgir y del plan de replantación.
Susana nos abre la puerta su niñez: una vez su papá había comprado tierras con un crédito bancario, tenía una cosecha muy buena pero una noche vino una helada y no quedó nada. “Mi papá estuvo unas horas cabizbajo pero después se puso en marcha y volvió a sembrar. Eso lo vas mamando. También el hecho que él siempre organizaba almuerzos con los otros productores para fomentar la unión. Creo que de algún modo él me pasó la posta”, dice. Don Castagneto falleció en el ´97 y Susana agradece que no haya sido testigo de las épocas tan malas que siguieron. “Te entraba a doler el pecho cuando llegaba la Fiesta Nacional del Durazno, que hacemos en diciembre, y no había frutas para llevar”.
En vez de rendirse, ella tuvo la idea de juntarse con los pocos productores que quedaban. Decidieron acercarse al intendente de turno para proponerle hacer un plan de replantación. Así, en 2003, nació el grupo Resurgir, formado por los productores de duraznos de Mercedes y el municipio. El acuerdo fue que la municipalidad iba a empezar a ayudar al sector de un modo directo: entregándoles las plantas sin costo una vez al año y acompañándolos con charlas informativas.
Hoy el plan de replantación sigue vivo y hay más de 90 mil durazneros nuevos en los montes de Mercedes y unos ciento cincuenta integrantes en el grupo Resurgir que esperan ansiosos cada entrega de plantas que se hace entre el 20 de julio y el 10 de agosto.
Incluso se sumaron familias que sin ser productoras, quisieron continuar la tradición. “En la época de mi papá, los productores eran más grandes y solo vivían de eso. Entonces era mucha la tensión y el riesgo porque podían perderlo todo, la pasaban mal y creo que había más competencia entre ellos. Nosotros aprendimos a tener además otra actividad y a ser un grupo muy unido, priorizamos el corazón a la razón, todo lo hacemos en función del grupo. Comprendimos que rico no es el que más tiene sino el que menos necesita y somos felices con cosas simples como la floración de nuestros árboles. Tenemos un grupo de Whatsapp y es constante que nos enviemos las fotos de las primeras flores o de los duraznos, que suframos cuando hay una helada o cuando tenemos una planta abichada. La vamos llevando juntos y así es más fácil”, se emociona Susana.
Hace diecisiete años, en Mercedes los duraznos estaban en extinción. Pero la gente se organizó y unió fuerzas para salir adelante. Ahora no solo tienen duraznos de mejor calidad sino también la alegría y el orgullo de saberse una comunidad fuerte.